Señores de OJEVAL, S.L.: 
No ha sido nunca nuestra intención el tratar de desvirtuar los hechos con el  fin de anunciar el despido de Lourdes perjudicando sin motivo a sus empleadores.  
Parece ser que ustedes han movido ficha y, saliendo de su silencio inicial,  pudimos comprobar como, en el reportaje emitido anoche, miércoles 25 de  noviembre, en el programa GENTE, de TVE, siempre según los reporteros, los  representantes de la empresa comunicaron que “a Lourdes no la hemos despedido,  lo que hemos hecho ha sido darla de baja en la Seguridad Social”. Y, aunque no  tengamos constancia por el momento, por otros medios nos ha llegado la noticia  de que incluso han abonado honorarios correspondientes a jornadas no trabajadas.  Todo ello aparentemente contradice nuestras afirmaciones acerca del despido  despiadado del que ha sido objeto nuestra Lourdes.
Sin embargo, para nosotros, la realidad es algo diferente. Permítannos  explicarnos.
No queremos entrar en polémicas estériles, pero de entrada, afirmamos que la  actitud de la empresa, el no querer contactar en ningún momento con la familia  ha favorecido el terreno a la especulación. Comprendemos que para ustedes,  señores de OJEVAL, ésta ha sido una situación difícil que quizás en algún  momento les haya desbordado. Pero con un simple telefonazo se podrían haber  arreglado muchas cosas, entre otras, el alivio de un padre que se siente  humillado dentro de su desgracia y que sin entender de despidos o de bajas, lo  que sí entiende, y así me lo ha hecho saber, es que, con esta decisión, la  empresa considera que esta persona está ya muerta, y por lo tanto, no hay que  seguir cotizando por ella. No se le puede mandar este mensaje a Antonio y Encarna. A  estas personas, que en la última etapa de sus vidas se encuentran con tan  horrible desgracia, no se les puede tratar con la frialdad de los criterios  empresariales, y, señores de OJEVAL, aquí no han actuado con delicadeza, sino  que han ahondado aún mas en una herida que -ya lo sabemos, no es su herida- está  corroyendo las entrañas de todo un pueblo. Porque para nosotros, Lourdes está todavía viva en nuestros corazones, y no debemos ni queremos perder la esperanza de volver abrazarla.
Luego está la discusión de que si baja o si despido.
Ustedes argumentan que no han despedido a nadie. Evidentemente. Si seguimos  las tesis de Antonio, que en este momento son las que todos debemos seguir,  puesto que representan en carne viva el sufrimiento que todo ser humano no  debería nunca experimentar, ustedes no pueden despedir a Lourdes porque Lourdes  no existe. No pueden finiquitar a alguien que ya no se encuentra entre nosotros,  ni enviarle una carta de despido. Han hecho lo que más se le parece a un  despido: darle de baja como trabajadora. Esto es, a nuestro juicio, la antesala  del despido, porque nada en esta figura legal de la baja nos garantiza que si  Lourdes apareciese un día ustedes la readmitirían. Entonces, ¿Dónde está la  diferencia? Y esto ha sido posible gracias al vacío legal que existe en  referencia a estos temas, y que ustedes, oportunamente, han aprovechado. 
Creo que ya es hora de explicar a la gente en qué consiste esto del vacío  legal en el que ustedes se han basado, para lo cual tienen todo el derecho.
Nosotros nunca hemos manifestado que su actuación careciese de legalidad.  Esto incluso nos ha llevado a apasionados debates con personas que opinaban de  forma diferente, y aunque ustedes pudieran pensar lo contrario, hemos mantenido  siempre que su actuación se basaban en criterios empresariales fundamentados en  un marco legislativo que les amparaba, y por lo tanto, mal que nos pese, debíamos  respetar; aunque creemos que, como queda demostrado con el caso de Lourdes,  resulta insuficiente y ambiguo. Las carencias que hemos apreciado han sido, sin  embargo, en el terreno de la moralidad. Si hubiésemos tenido dudas en el terreno  de la legalidad, no duden que nuestra respuesta habría sido diferente y se  habría dado en otro terreno de juego.
El catálogo de razones que puede esgrimir una empresa a la hora de dar de  baja a un trabajador en el Sistema Nacional de la Seguridad Social es amplio. Se  recogen multitud de causas que pueden poner fin a la relación laboral entre  empleador y empleado: ausencias injustificadas, faltas de orden o respeto,  comportamientos anómalos… en fin una serie de cuestiones que comprensible y  legalmente constituyen faltas muy graves, objeto de despido. A tal efecto, el  empleador debe marcar con una equis una casilla en un casillero donde se  contemplan los determinados motivos que motivan la baja, y entre los que por  supuesto no se encuentra “desaparición sometida a investigación judicial”. Y  mira tú por donde resulta que la última de las casillas reza en su redacción el  extremadamente ambiguo sintagma nominal siguiente: “OTROS MOTIVOS”. Este gran  saco de razones sin especificar que origina esta casilla, este cajón de sastre  que el marco legal pone en manos de las empresas, este tutto revolutto  en el que todo vale es suficiente como justificar la baja/despido de Lourdes.  Asombroso. Pero legal. Y vacío.
Señores de Ojeval. Sabemos que en los actuales momentos de crisis debe de ser  difícil para una empresa asumir los gastos de cotización por un trabajador que  además no está trabajando. Comprendemos que ustedes no son las Hermanitas de los  Ancianos Desamparados ni parte en el camino. Tampoco es eso lo que queremos. Pero, si es verdad que sus  intenciones con Lourdes no han sido las de despedirla, y como intentan ahora demostrar  a la opinión pública, están de nuestra parte y de la de ella, ¿por qué no han acompañado sus  actuaciones en el terreno administrativo-laboral con otras actuaciones en un  ámbito más humano y social? ¿Es por que se ven ahora acosados por los medios de  comunicación que salen a decir que ustedes no han despedido a nadie? Y de no  haber existido este factor, ¿cómo nos habríamos enterado de la baja de Lourdes?  ¿Por qué no, a la vez que deciden cesar su relación laboral con esta empleada,  han suscrito un compromiso, aunque hubiere sido de forma verbal, con la familia  en el sentido de que si Lourdes aparece y se demuestra la involuntariedad de su  desaparición, ustedes estarían dispuestos a readmitirla sin la más mínima  duda?
Señores de OJEVAL. La familia García Carreño no es una familia descerebrada  ni vocinglera.  Es una familia que espera no tener que  devolver nunca a la sociedad, lo que les incluye también a ustedes, el favor que  están recibiendo de ella. Que no desea que nadie tenga que sufrir el calvario  que están sufriendo día a día e insufribles noches a noches. Por lo tanto, está  dispuesta ,a pesar de todo el daño soportado, a recibir de ustedes las muestras  de solidaridad que se les demandan. Pensamos que aún estamos en tiempo de  conciliación, por lo que dejamos en sus manos, y de ello hacemos testigo a todo  el que tenga a bien leer esto, la clave que ponga fin a esta controversia.  Esperamos que actúen en consecuencia. Nunca es tarde para rectificar.  Gracias por su tiempo.
viernes, 27 de noviembre de 2009
CARTA ABIERTA A LOS EX-EMPLEADORES DE LOURDES
Publicado por
Pedro
en
1:19
 
 
Etiquetas: EL DESPIDO DE LOURDES
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
 
 
 
 
 
 
 


 
 
 Entradas
Entradas
 
 
0 comentarios:
Publicar un comentario