viernes, 27 de noviembre de 2009

CARTA ABIERTA A LOS EX-EMPLEADORES DE LOURDES

Señores de OJEVAL, S.L.:

No ha sido nunca nuestra intención el tratar de desvirtuar los hechos con el fin de anunciar el despido de Lourdes perjudicando sin motivo a sus empleadores.

Parece ser que ustedes han movido ficha y, saliendo de su silencio inicial, pudimos comprobar como, en el reportaje emitido anoche, miércoles 25 de noviembre, en el programa GENTE, de TVE, siempre según los reporteros, los representantes de la empresa comunicaron que “a Lourdes no la hemos despedido, lo que hemos hecho ha sido darla de baja en la Seguridad Social”. Y, aunque no tengamos constancia por el momento, por otros medios nos ha llegado la noticia de que incluso han abonado honorarios correspondientes a jornadas no trabajadas. Todo ello aparentemente contradice nuestras afirmaciones acerca del despido despiadado del que ha sido objeto nuestra Lourdes.

Sin embargo, para nosotros, la realidad es algo diferente. Permítannos explicarnos.

No queremos entrar en polémicas estériles, pero de entrada, afirmamos que la actitud de la empresa, el no querer contactar en ningún momento con la familia ha favorecido el terreno a la especulación. Comprendemos que para ustedes, señores de OJEVAL, ésta ha sido una situación difícil que quizás en algún momento les haya desbordado. Pero con un simple telefonazo se podrían haber arreglado muchas cosas, entre otras, el alivio de un padre que se siente humillado dentro de su desgracia y que sin entender de despidos o de bajas, lo que sí entiende, y así me lo ha hecho saber, es que, con esta decisión, la empresa considera que esta persona está ya muerta, y por lo tanto, no hay que seguir cotizando por ella. No se le puede mandar este mensaje a Antonio y Encarna. A estas personas, que en la última etapa de sus vidas se encuentran con tan horrible desgracia, no se les puede tratar con la frialdad de los criterios empresariales, y, señores de OJEVAL, aquí no han actuado con delicadeza, sino que han ahondado aún mas en una herida que -ya lo sabemos, no es su herida- está corroyendo las entrañas de todo un pueblo. Porque para nosotros, Lourdes está todavía viva en nuestros corazones, y no debemos ni queremos perder la esperanza de volver abrazarla.

Luego está la discusión de que si baja o si despido.

Ustedes argumentan que no han despedido a nadie. Evidentemente. Si seguimos las tesis de Antonio, que en este momento son las que todos debemos seguir, puesto que representan en carne viva el sufrimiento que todo ser humano no debería nunca experimentar, ustedes no pueden despedir a Lourdes porque Lourdes no existe. No pueden finiquitar a alguien que ya no se encuentra entre nosotros, ni enviarle una carta de despido. Han hecho lo que más se le parece a un despido: darle de baja como trabajadora. Esto es, a nuestro juicio, la antesala del despido, porque nada en esta figura legal de la baja nos garantiza que si Lourdes apareciese un día ustedes la readmitirían. Entonces, ¿Dónde está la diferencia? Y esto ha sido posible gracias al vacío legal que existe en referencia a estos temas, y que ustedes, oportunamente, han aprovechado.

Creo que ya es hora de explicar a la gente en qué consiste esto del vacío legal en el que ustedes se han basado, para lo cual tienen todo el derecho.

Nosotros nunca hemos manifestado que su actuación careciese de legalidad. Esto incluso nos ha llevado a apasionados debates con personas que opinaban de forma diferente, y aunque ustedes pudieran pensar lo contrario, hemos mantenido siempre que su actuación se basaban en criterios empresariales fundamentados en un marco legislativo que les amparaba, y por lo tanto, mal que nos pese, debíamos respetar; aunque creemos que, como queda demostrado con el caso de Lourdes, resulta insuficiente y ambiguo. Las carencias que hemos apreciado han sido, sin embargo, en el terreno de la moralidad. Si hubiésemos tenido dudas en el terreno de la legalidad, no duden que nuestra respuesta habría sido diferente y se habría dado en otro terreno de juego.

El catálogo de razones que puede esgrimir una empresa a la hora de dar de baja a un trabajador en el Sistema Nacional de la Seguridad Social es amplio. Se recogen multitud de causas que pueden poner fin a la relación laboral entre empleador y empleado: ausencias injustificadas, faltas de orden o respeto, comportamientos anómalos… en fin una serie de cuestiones que comprensible y legalmente constituyen faltas muy graves, objeto de despido. A tal efecto, el empleador debe marcar con una equis una casilla en un casillero donde se contemplan los determinados motivos que motivan la baja, y entre los que por supuesto no se encuentra “desaparición sometida a investigación judicial”. Y mira tú por donde resulta que la última de las casillas reza en su redacción el extremadamente ambiguo sintagma nominal siguiente: “OTROS MOTIVOS”. Este gran saco de razones sin especificar que origina esta casilla, este cajón de sastre que el marco legal pone en manos de las empresas, este tutto revolutto en el que todo vale es suficiente como justificar la baja/despido de Lourdes. Asombroso. Pero legal. Y vacío.

Señores de Ojeval. Sabemos que en los actuales momentos de crisis debe de ser difícil para una empresa asumir los gastos de cotización por un trabajador que además no está trabajando. Comprendemos que ustedes no son las Hermanitas de los Ancianos Desamparados ni parte en el camino. Tampoco es eso lo que queremos. Pero, si es verdad que sus intenciones con Lourdes no han sido las de despedirla, y como intentan ahora demostrar a la opinión pública, están de nuestra parte y de la de ella, ¿por qué no han acompañado sus actuaciones en el terreno administrativo-laboral con otras actuaciones en un ámbito más humano y social? ¿Es por que se ven ahora acosados por los medios de comunicación que salen a decir que ustedes no han despedido a nadie? Y de no haber existido este factor, ¿cómo nos habríamos enterado de la baja de Lourdes? ¿Por qué no, a la vez que deciden cesar su relación laboral con esta empleada, han suscrito un compromiso, aunque hubiere sido de forma verbal, con la familia en el sentido de que si Lourdes aparece y se demuestra la involuntariedad de su desaparición, ustedes estarían dispuestos a readmitirla sin la más mínima duda?


Señores de OJEVAL. La familia García Carreño no es una familia descerebrada ni vocinglera.  Es una familia que espera no tener que devolver nunca a la sociedad, lo que les incluye también a ustedes, el favor que están recibiendo de ella. Que no desea que nadie tenga que sufrir el calvario que están sufriendo día a día e insufribles noches a noches. Por lo tanto, está dispuesta ,a pesar de todo el daño soportado, a recibir de ustedes las muestras de solidaridad que se les demandan. Pensamos que aún estamos en tiempo de conciliación, por lo que dejamos en sus manos, y de ello hacemos testigo a todo el que tenga a bien leer esto, la clave que ponga fin a esta controversia. Esperamos que actúen en consecuencia. Nunca es tarde para rectificar. Gracias por su tiempo.

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